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Violencia Doméstica

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Lic. Pablo Canosa. Director
Asociación de Salud Mental. Personería Jurídica. Registro de Prestadores.

Artículos:

1. ¿Qué es la violencia doméstica?

Es una comportamiento, conducta,  actitudes o modos de vinculares traducidas en actos u omisiones en el trato,  que causa un perjuicio, un problema a la víctima, sea este comportamiento intencional o no. En toda conducta en la cual se puede observar violencia domestica, existe una coerción, una forma de vincularse  que tiene por efecto “la obligación de hacer, o incluso sentir algo para el otro”. Así como el victimario puede hacerlo con intención o no, la victima puede ingresar en este funcionamiento sin percatarse.
Los daños provocados por la violencia psicológica son tan importantes y peligrosos como la violencia física. La violencia implícita, el maltrato al cual nos acostumbramos, el acoso, la manipulación producen un desgaste en la persona que la puede dejar incapacitada, paralizada para defenderse.

Por esto mismo, como detectar la violencia psicológica, toma una importancia vital.

2. Tipos de violencia doméstica

1) El maltrato psicológico.

El maltrato se puede producir activa o pasivamente.
El maltrato pasivo ocurre cuando se omiten los comportamientos y cuidados sobre un ser querido: no cuidar, no responder preguntas, abandono físico, etc. Una forma particularmente dañina es el abandono emocional.
El maltrato activo consiste en una conducta (consciente o no), que provoca la degradación, el no reconocimiento  y desprecio del otro. El maltrato emocional suele ser difícil de detectar porque puede asumir formas veladas u ocultas (Que es la violencia psicológica y como se puede brindar ayuda). Por otro lado, si son identificadas, es común que no se pida ayuda violencia porque da vergüenza hacerlo, no se animan o se encuentran imposibilitados para defenderse.     
2) Acoso psicológico

Se trata de violencia realizada con una estrategia,  con una metodología y un propósito, para lograr la destrucción tanto  física como moral de una persona: críticas, amenazas, mentiras, y acciones que impidan las actividades de esa persona. El efecto de la violencia domestica es destruir  la seguridad y autoestima de la persona e introducir en su interior preocupación, angustia, inseguridad o culpa: esto es fácil de lograr para con quienes tenemos vínculos muy cercanos.  Pero lo peor de todo es que la victima termina renunciando al ejercicio de un derecho propio, ético: ser reconocido, respetado, cuidado, ver a su hija/o,  respetar sus derechos de vinculación con los integrantes de la familia, etc.
El segunda ingrediente necesario para que el acoso pueda sostenerse en el tiempo es la complicidad, manifiesta o no,  del resto del grupo que, o bien colaboran o son testigos silenciosos.

3) Acoso afectivo

El punto central es que el acosador depende afectiva y emocionalmente de la victima, “le roba su vida”, “su tiempo”, “su energía” haciéndole la vida imposible. Roba el tiempo a través de sus manifestaciones  repetitivas, constantes  y exageradas de demandas de afectos, no estar cuando tiene que estar y estar cuando no, etc.

Quien acosa quita a la  victima su intimidad, su equilibrio y su tiempo para realizar sus tareas o actividades, pero siempre con mimos o caricias desubicadas o invasivas.
Si la victima se opone o resiste, el acosador se llorará, se quejará, se desesperará, amenazará con hacer una “tontería” (como suicidarse)…siempre explicando que lo hace por cariño. 

4) Agresión insospechada
Este tipo de agresión es la que se realiza disfrazándola de protección, cuidados, atención, buenas intenciones o deseos.  Ejemplo: la sobreprotección que genera apego o dependencia, tratar a los mayores como inútiles (o que hay que darles tareas para evitar esto), o privarlos de un lugar personal, los consejos que se dan cuando no son pedidos.

5) Manipulación mental

Lo peor de la manipulación mental es cuando se produce sin que uno se de cuenta, cuando se terminan haciendo conductas (incluso delictivas) que en verdad tienen que ver con la voluntad del otro; cuando uno es invadido por afectos y emociones que en verdad son del otro. El problema se refuerza cuando estas situaciones no son concientizadas. Son cuatro las fases del proceso de manipulación, que puede tener distintos grados. El tercer grado son procesos que terminan con alguno de los participantes enfermo, encarcelado, muerto o loco. Por esto es muy importante poder poner un límite a esta situación, dejando de lado enojos, injusticias o la indignación.

3. Causas de la violencia

  • Cuando la mujer o el hombre no reconoce, no respeta el lugar del otro y estimula “reacciones violentas”. En el caso de las mujeres, muchas veces, el cuidado sobre los niños es presentado como justificación.
  • Cuando el hombre o mujer no están “presentes”, en el sentido actitudinal, en el sentido de ¿En que estado se encuentran?, y favorece sentimientos de degradación  o desvalorización en la mujer o en el hombre.

El problema son las conductas violentas “naturalizadas”, es decir, evaluadas como normales o justificables.
Denunciar a un familiar es un acto difícil de hacer dada la cercanía del vinculo y lo que esto conlleva: culpa, vergüenza, acostumbramiento a la violencia domestica, etc. La situación violenta no solo la sufren quienes reciben golpes o violencia psicológica, sino también quien realiza los golpes y humillaciones.  Por esto mismo, es recomendable participar de procesos terapéuticos para brindar respuestas  y soluciones reales a la situación: la denuncia legal lo único que permite (y no siempre) es “poner limite” a las situaciones de violencia domestica.

Se señala que la violencia domestica se da, sobre todo, por tres razones: falta de control de los impulsos, carencias o ausencias afectivas y la impotencia al no poder resolver los problemas que se presentan adecuadamente.  
 
Se puede entender a la violencia como producto de un amor “en desorden”, alguien o algo del sistema familiar no esta en su lugar adecuado, no se le reconoció su valor justo,  no permitiendo que el amor se exprese fluidamente: Por alguna cuestión personal, o historia familiar  no resuelta, alguno de los integrantes no “esta disponible” “no esta presente” para vincularse con otro. Cuando la cuestión personal, es solucionada, la violencia desaparece gradualmente.  Si en una pareja se produjo una situación violenta, la probabilidad de que la relación se finalice es alta: es que se pierde la confianza y la capacidad de reconocer el lugar y valor del otro.
La escasez de recursos económicos, financieros, afectivos y vinculares (incluso familiares) favorecen que estas situaciones se prolonguen en el tiempo.

En las parejas o matrimonios, el argumento que apunta a evitar una separación para cuidar a los niños, es falsa: la situación de sostener lo que sucede es más traumático para los niños, sobre todo porque lejos de no darse cuenta de lo que pasa, son mucho más permeables.

No es necesario que el adulto golpeador haya sido golpeado en su niñez. Aquí intervienen las fantasías típicas de la infancia: “que un niño sea golpeado por un adulto”;  la violencia puede surgir no de una experiencia agresiva familiar sino de la manera de relacionarse en la fantasía con la agresividad: las fantasías suelen expresar violencia “latente” de la familia. Por ultimo, muchas veces la violencia descargada en el niño o vivenciada por el niño, esta relacionada a los conflictos en la relación de los padres.

En las mujeres pueden discriminarse dos situaciones distintas: cuando una mujer es objeto de la violencia familiar y sostiene esta situación por “responder a ideales” (como por ejemplo el de de vivir en familia),  dependencia económica, confusión, etc.; y cuando una mujer, por dinámicas vinculares muy precisas, interviene  en la producción y sostenimiento  de los fenómenos de violencia. Sea como sea, esta situación requiere un “corte”, un limite.

Detrás de todo comportamiento violento, se puede observar una creencia en la violencia para modificar la situación: esto es imposible, la violencia solo conduce a mayor violencia.

El consumo de sustancias (alcohol o drogas), son un factor predisponente a la violencia domestica.
La persona que asume comportamientos violentos suele ser  una persona aislada, desvinculada, celoso y  con la autoestima baja. Muchas veces,  este aislamiento,  es provocado por el tipo de funcionamiento familiar mismo.  

 

4. Tratamientos

Ver tratamientos en "Violencia psicológica".

 



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